Es común- aunque todavía haya que explicarlo hasta el cansancio- que una joven de corta edad agredida sexualmente guarde en el inconsciente estos sucesos. Es, hasta lícito, que por años necesite olvidarlos para poder sobrevivir y que éstos, salgan a la luz, en un proceso de sanación o cuando ve su historia reflejada en la de otra mujer. El caso de las “confort women” o “mujeres de consuelo” es este caso pero multiplicado entre 200 mil y 300 mil historias. Se cree que, aproximadamente, ése es el cruento número de mujeres, la mayoría niñas asiáticas, que fueron engañadas, llevadas lejos de sus hogares y sus familias y explotadas sexualmente para “consuelo” del ejército imperial japonés que peleaba en la Segunda Guerra Mundial
Aún en los nichos del feminismo esta historia no es muy conocida, y a pesar de que pasaron décadas desde que ocurrió, es poco nombrada entre las mujeres vietnamitas, malayas, indonesias e incluso japonesas que fueron las víctimas de estos hechos. El motivo es que cuando, las mujeres que volvieron- porque muchas murieron- recibieron de la propia sociedad donde vivían y de sus familias el estigma de la vergüenza y el deshonor, de tal forma que no pudieron siquiera hablar. Fue luego de muchos años cuando una se animó, cuando en medio del arte y de la pintura surgió lo que había pasado y así otra, y otra y otra más pudo contar su historia.
Cecilia Kang es argentina, hija de coreanos y la directora de la película Partió de mi un barco llevándome. El próximo 4 de julio estará en los cines luego de haber sido estrenada en festivales y cosechar el Premio Astor Piazzolla Especial del Jurado de la Competencia Internacional y el Premio del Público en el Festival Internacional de Mar del Plata y los galardones SIGNIS a Mejor Película de todas las competencias, además del Premio ADN a Mejor Documental

Con ella hablamos Las Brujas que Salem ante su estreno en el circuito comercial
El tema central de tu trabajo se basa en un hecho histórico poco explorado no sólo en el cine sino en el mundo en general. ¿Cómo fue tu acercamiento a estos sucesos?
Sí, yo tampoco tenía mucha idea, de hecho fue muy loco porque la primera vez que me enteré de este tema fue en el 2013, cuando viajé a Corea del Sur porque estaba filmando material para mi primer documental. En ese viaje tuve la oportunidad de asistir a un Congreso de mujeres, y en ese congreso dio una charla una de las sobrevivientes. Fue tremendo, porque hasta ese momento yo, con 30 años, no tenía ni idea de que eso había ocurrido, nunca había escuchado hablar del término confort women en mi vida. Y ahí estaba esa mujer una abuelita tan frágil que se subió al escenario, se presentó y empezó a contar todo lo que había vivido; cómo la habían secuestrado a los 14 años; cómo la violaban más de 20-30 veces al día. Ella habló de todas las mujeres y compañeras que vio morir a su lado y de la propia culpa que sintió después, al regresar, cuando además de las atrocidades sufridas tuvo que soportar el propio estigma que la sociedad le infligía.
Es que el silencio de las violaciones duró muchísimos años hasta que una de las sobrevivientes pudo hablar ¿no?
Muchísimo tiempo, pensemos que la primera sobreviviente que se animó a hablar lo hizo recién a sus 61 años, en el año1991.
Esas voces son las de mujeres que fueron durante mucho, mucho tiempo silenciadas y hasta el día de hoy siguen siéndolo. Si bien hay un montón de movimientos y organizaciones que están justamente tratando de recobrar a la memoria y hacer justicia, todavía es algo que necesita un mayor reconocimiento y mayor visibilidad.
Algo muy interesante de la propia sobreviviente que yo vi hablar, Kim Bok-dong, es que ella con 90 años exigía que en las escuelas en Japón, a los niños les enseñen esto, lo que hicieron sus antepasados, para que nunca más vuelva a ocurrir.
«Y ahí estaba esa mujer una abuelita tan frágil que se subió al escenario, se presentó y empezó a contar todo lo que había vivido; cómo la habían secuestrado a los 14 años; cómo la violaban más de 20-30 veces al día»
Cuesta pensar, desde acá desde occidente que la humillación de lo que vivieron al volver, la forma en que las miraba haya sido tan fuerte como los abusos y la forma en que fueron maltratadas en la guerra…
Exactamente, hoy por hoy se pueden leer un montón de testimonios escritos de estas sobrevivientes y la mayoría de ellas decía que sentían tanta vergüenza, tanto miedo por hablar que no podían hacerlo. Vergüenza de la propia sociedad, del que dirán, de lo que “diría mi madre”, de hecho, un montón de mujeres que ya tenían familia e hijos y que habían sido secuestradas de más grandes, nunca pudieron volver a verlos porque los esposos se los negaban, y les decían “sos una prostituta y no vas a tener a mis hijos”.
Obviamente hoy la sociedad coreana no es así, estamos hablando de una sociedad de postguerra, que sufrió muchísimo que era muy conservadora. Verlo desde términos occidentales es complicado porque es una sociedad al otro lado del mundo con otras reglas, regida por el confusionismo y cuestiones sociales y culturales muy distintas.

La figura del hombre y la mujer en Asia, precisamente en Corea del Sur, es bastante compleja, son sociedades completamente patriarcales. Sin embargo la figura de la mujer es fuerte, es una mujer que es casi sostén de la familia pero como cualquier sociedad machista, va a ser un sostén de la familia que busca todo el tiempo enaltecer la figura del hombre.
En la época en la que ocurrieron los hechos las mujeres eran aún más sumisas y la estrategia del ejército japonés fue además, secuestrar a niñas, jóvenes, adolescentes de sectores y estratos sociales bajos, mucha de ellas ni siquiera sabían leer o escribir.

Es imposible cuando uno conoce finalmente esta historia no tratar de investigar y googlear- hay que decir que no hay mucha información en internet- sobre este genocidio oculto por la historia. Sin embargo al hacerlo se descubre que esta red montada durante la Segunda Guerra Mundial fue la prolongación de una práctica que llevaba varios siglos en Japón en los diferentes conflictos.
Sí, es así, hablando específicamente del ejército japonés, estos casos de “mujeres de consuelo” existen incluso previo a la guerra. Eso nos lleva a pensar en cuántas otras guerras, cuántas otras geografías existen en donde la mujer sufre, sufrió y sigue sufriendo de esta forma. Es muy muy triste y desgarrador pensar que hoy por hoy todavía seguimos viviendo situaciones así.

«En la época en la que ocurrieron los hechos las mujeres eran aún más sumisas y la estrategia del ejército japonés fue además, secuestrar a niñas, jóvenes, adolescentes de sectores y estratos sociales bajos, mucha de ellas ni siquiera sabían leer o escribir»
La historia es abordada desde el presente, desde una adolescente, del mundo actual, que tendría la edad de una de estas mujeres en la Segunda Guerra Mundial y hace un casting para interpretar lo que sucedió. ¿Cómo se te ocurrió abordarlo desde ese lugar y, de alguna forma atarlo a las vivencias de una hija de coreanos viviendo en Argentina?
Me llevó tiempo. Yo tuve esa experiencia personal de conocer a la sobreviviente y escuchar su testimonio, volví a Argentina pasaron los años y estaba movilizada, quería hacer una película pero me parecía un tema tan grande, tan inabarcable y tampoco sentía que tenía las credenciales para hacerla porque no soy historiadora
Fue justamente a partir de ese conflicto que hablando con la guionista del film que es una gran amiga y gran escritora, Virginia Roffo, pensando en las formas de abordarlo Virginia misma me decía “Ceci, por qué la película no empieza por eso, en cómo hablar de este tema pero en el presente”

Si bien el tema parece lejano a nosotras las coreanas de la actualidad traerlo al presente era traerlo a quienes somos, ligarlo a nuestra historia porque esa señora que habló podría haber sido mi abuela.
Melanie, el personaje de la joven actriz que tiene que ensayar un monólogo de una “confort women” va a aparecer en escena y la cámara la va a seguir en su vida, su trabajo, sus amigas, las charlas con su madre donde también aparece el recuerdo de un padre ausente y que golpeaba a su madre. De alguna forma en el pasado y el presente late ahí siempre el patriarcado, la violencia, la vulnerabilidad de género….
Si, lo increíble del proceso de hacer la película, fue entender que esta película no trata de hacer un revisionismo histórico, trata de hablar de aquellos conflictos o aquellas opresiones que siguen todavía conviviendo en las estructuras en las que vivimos nosotras hoy en día. Obviamente no queremos hacer ninguna comparación con lo que sufrieron esas mujeres en el pasado, pero si me pareció súper interesante de reflexionar, para invitarnos a pensar cómo algo que parece tan lejos en realidad aparece muy claramente en el día a día que vivimos hoy.
Y así como vos a través del arte decidís que esta historia sea conocida, fue también a través del arte como las mujeres empezaron a romper el silencio
Si, es increíble, nosotros tuvimos la oportunidad, cuando estuvimos en Corea grabando, de visitar un museo que se llama House Of Sharing que es un espacio que también funciona como hogar para algunas sobrevivientes. y ese Ese lugar guarda justamente un montón de recuerdos y pinturas de esas mujeres. Me acuerdo que la persona que nos hizo el recorrido, que dedicó la mayor parte de su vida a la militancia de este conflicto y que conocía a muchas sobrevivientes, nos contó que todas esas pinturas habían surgido a partir de un taller terapéutico que se les ofrecía a estas sobrevivientes. Al principio pintaban situaciones de la cotidianeidad y un día la profesora les dijo que podían pintar lo que quisieran expresar y ahí fue que empezó a surgir todo lo que habían vivido.

Para el final de la Segunda Guerra dice la historia que calculan que las tres cuartas partes de las “confort women” habían muerto por enfermedades, asesinatos o suicidios y que la mayoría de las sobrevivientes quedaron estériles debido al trauma sexual o a las enfermedades de transmisión sexual. Estas que sobrevivieron siguen exigiendo que reconozcan que lo que hicieron estuvo mal, que fueron víctimas…
Es así, hasta el día de hoy lo único que piden es ese reconocimiento, ese pedido de disculpas y también es algo muy importante que alguien pueda decir “si, fue mi responsabilidad, me hago cargo de lo que hice” y no borrarlo, un Estado debe reconocer los crímenes de lesa humanidad, para que justamente no vuelvan a ocurrir. No se sabe cómo femicidio el número exacto, pero si se sabe que fueron entre 200 y 300 mil mujeres que pasaron por este horror.

¿Cómo directora qué sentiste cuando por fin pudiste poner esta historia en pantalla?
Me sentí muy agradecida porque más allá de los resultados finales, que siempre es hermoso, poder terminar un proyecto y compartirlo con la audiencia, hacer esta película requirió mucho de mí. A la vez yo aprendí un montón, aprendí un poco más de lo que yo imaginaba que podía llegar a pensar. Uno siempre aprende de los proyectos que hace, pero este proyecto me enseñó a pensarme desde un lugar no victimizante y a cómo puedo vivir mi vida y militar esa vida que me parece que es más justa.

FICHA TÉCNICA
2023/ 81 min / 2K / Color / 16:9 / Español, coreano, inglés / Documental
Argentina / Singapur
Calificación: + 13
Dirección: Cecilia Kang
Guión: Virginia Roffo
Producción: Martín Rodríguez Redondo, Cecilia Kang
Producción Asociada: Yeo Siew Hua
Producción Ejecutiva: Martín Rodríguez Redondo
Fotografía y cámara: Victoria Pereda
Edición: Geraldina Rodríguez – SAE
Diseño de sonido: Francisco Pedemonte – ASA
Sonido directo: Marilina Giménez, Jin Dong Hoon
Música original: Delfina Peydro
Intérpretes: Melanie Chong, Hae Kyung Jeon, Alex Chong, Eunice Cho, Mora Lestingi y Julio Chávez.
CON EL APOYO DE INSTITUTO NACIONAL DE CINE Y ARTES AUDIOVISUALES / MECENAZGO / SEOUL FILM COMISSION / SEOUL GOVERNMENT / ASOCIACIÓN CIVIL DE COREANOS EN LA ARGENTINA / CÁMARA ARGENTINA DE COMERCIO, INDUSTRIA Y AGROPECUARIA COREANAS / PEABODY / FAINTEX.
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