Que las mujeres somos las enemigas del gobierno de La Libertad Avanza no es ninguna novedad como así tampoco la negación absoluta de la violencia de género y la brecha de género; entonces ¿por qué debería asombrarnos el capítulo sobre Reforma previsional de la Ley que el propio Milei considera las Bases para una Nueva Nación cuando quiere empujarnos nuevamente a nuestros hogares a seguir realizando tareas no pagas y bien calladitas?
Luego de años de pasos adelante en derechos para las trabajadoras domésticas, para las mujeres que no habían alcanzado a llegar a los años de aporte y que el Estado le fue reconociendo tiempo equivalente a las tareas de cuidado “gratis” realizadas, el retroceso con el gobierno de Javier Milei y esta media sanción de la Ley Bases es poco menos a la época de las cavernas.
Parece mentira tener que decirlo y volver y volverlo a decir pero no vamos a dejar de poner datos reales ante el ataque a nuestros derechos: En nuestro país las mujeres cargan con el 75% de las tareas de cuidados, lo que impacta directamente con nuestro desarrollo profesional y nuestra calidad de vida
Al dedicar más del doble de horas que los varones a las tareas domésticas dedicamos menos horas al trabajo formal, a capacitarnos y por supuesto al ocio. Esto implica un menor salario y una mayor desocupación ya que cuesta encontrar trabajos que sean acordes a cuidar a les hijes.
Por esta razón en Argentina más de 1,2 millones de mujeres son empleadas domésticas, un sector donde impera la informalidad, precariedad y los bajos salarios. Con lo cual la mayoría no cuenta con los aportes jubilatorios suficientes.
Solo el 11 % de las mujeres entre 55 y 59 años tienen más de 20 años de aportes. Esto significa que solo 1 de cada 10 mujeres cercanas a la edad jubilatoria está en condiciones de acceder a una jubilación
Con la modificación que fue votada por Diputados y tiene media sanción establecida en la Ley Bases el 90 % de las mujeres no podrá jubilarse a los 60 años –por falta de aportes– y recién podrán acceder a la «Prestación Universal al Adulto Mayor» –conocida como PUAM– a partir de los 65 años. Y, además, cobrarán un 20 por ciento menos que la jubilación mínima.
Quienes defienden estos atropellos también pagan a trolls en los medios y redes sociales instalando, nuevamante, el tema de que si tanta libertad quieren las mujeres, por qué no se jubilan a la misma edad que los varones y no cinco años antes.
Por eso hay que volver a explicar una y otra vez que el gran núcleo de la desigualdad entre varones y mujeres está en que nosotras –mujeres– nos hacemos cargo mayoritariamente de las tareas domésticas y de cuidado, que son trabajo, pero no está remunerado. Si se logra visualizar todo el impacto que tiene ese desbalance en el reparto de trabajo al interior de los hogares y cómo condiciona la vida en el afuera, se comprende con claridad la importancia de legislar con perspectiva de género.
Las mujeres históricamente hemos tenido el derecho a jubilarnos antes que los varones justamente por esa doble jornada laboral, y como dice Luci Cavallero, de Ni una Menos: “Reconoce una desigualdad histórica en términos de tareas de cuidado”
Tic Tac, tic tac, una semana en la que muchos temas se juegan en el Senado en donde el gobierno busca la aprobación de la Ley Bases y si bien todos los otros temas que incluye este proyecto son malas noticias para la mayor parte del pueblo argentino, éste en particular, es un atropello a las mujeres que agrandará aún más la brecha de género, ésa que Milei dice que no existe.







